El acoso por deudas inexistentes o vencidas es un problema que aqueja a numerosos usuarios y consumidores en nuestro país. En esos casos, tenemos que aprender a decirles ¡andá a cobrarle a Magoya!
Quiénes peinamos canas, escuchamos ese dicho muchas veces. Como se ignora quién es Magoya, resulta que es una deuda imposible de cobrar.
Este tipo de acoso se realiza por distintos medios: llamadas telefónicas, mensajes de textos, mensajes directos o privados en las redes sociales, correo electrónico o WathsApp. Algunos hasta envían una supuesta “Carta Legal”, simulando una Carta Documento.
Los motivos pueden variar: presuntas deudas bancarias, por tarjetas de crédito, por servicios, por préstamos, etc.
Después de insistir con los supuestos deudores, si el acoso no les da resultado se comunican con integrantes del entorno familiar, laboral y/o el círculo de amistad.
Te mostramos una seguidilla de actos de acoso a “deudores” por correo electrónico. Las fechas y el asunto son reales, pero para jugar con el ejemplo cambiamos el nombre por Magoya. En todos los casos le ofrecían distintos montos para pagar y quedar liberado de la deuda.
- El 22 ago. 2020 a las 07:34 recibió un mensaje con el asunto “MAGOYA DEUDA JUICIO DE EMBARGO”.
- El 23/08/20 a las 07:42 le llegó el mensaje con el asunto “MAGOYA DEUDA JUICIO DE EMBARGO.
- El 24/08/2020 a las 10:04, con el asunto levemente modificado, le anunciaron que “COMIENZA EMBARGO 48hs MAGOYA DEUDA”.
- El 25/08/2020, otro mensaje con el asunto “MAGOYA DEUDA JUICIO DE EMBARGO”-
El acoso no comenzó ni terminó en esas fechas, pero en todos los casos le ofrecían distintos montos para pagar y quedar liberada de la deuda, cuando la usuaria acosada no tenía ninguna deuda con la financiera reclamante ni tampoco le contestaron la intimación que les envió solicitando información fehaciente sobre la supuesta deuda.
Lógicamente, cualquier persona se asusta con la amenaza de un juicio de embargo o la inclusión en el Veraz, pero, aunque cueste, la primera medida ante el acoso es la espera. Esperar un tiempo antes de reaccionar, antes de contestar.
El acosador juega con el tiempo y el apuro para lograr el envío de transferencias o pagos por diversos canales. Si cedés, el acoso tampoco termina ahí. Seguirán insistiendo.
Entonces… ¡que vayan a cobrarle al Magoya del dicho popular!
Si el acoso continúa estás en tu derecho de hacer las denuncias pertinentes. Próximamente te contamos cómo y dónde.
p/d: esta nota es un aporte al empoderamiento jurídico ciudadano y no pretende reemplazar consultas con colegas con matrículas habilitadas.
